Antes de nada y con el fin de inaugurar esta historia, quiero decir ¡viva el amor!
El amor de padres, de hermanos, tíos, primos, amigos… El amor y el cariño que nos habéis hecho llegar a través de todas vuestras felicitaciones. Así sí que se empieza con ganas e ilusión estos preparativos.
Pero, ¿y cómo hemos llegado aquí? En estos tiempos que parece que lo vintage y la vuelta a las tradiciones está de moda, y hasta JLo incita al grito de «y el anillo pa’ cuándo?», seguro que esperáis que cuente cómo León se estrujó el cerebro para elegir el anillo y las palabras perfectas para hincar la rodilla… ¡¡Pues no!! No hubo anillo y las palabras fueron escasas.
Un día cualquiera, en casa, cada uno en su esquina del sofá se inspiró para decirme así porque sí :
«¿Y si nos casamos? Ya nos conocemos lo suficiente ¡Casémonos! ¡cásate conmigo!»
Mucha opción no me dio y lo de seguir conociéndonos después de 16 años tampoco tenía mucho sentido, así que sin más dilación le dije : «Casémonos»
Y aquí nos vemos hoy, con la cuenta atrás para el gran día.
Qué bonito!!!! Me encantais sois maravillosos, un besazo
❤️
Que bonito, me alegra y me tranquiliza que te hayas encontrado con tu alma gemela, sobre todo porque te adoro y segundo porque Leon es un gran chico, por lo que he podido comprobar a lo largo de estos años.
El encontrar el verdadero amor, es lo que todo ser humano deseamos, encontrar ese alguien con quien poder compartir tus sueños, tus penas tus alegrias, esa persona que te apoye y se alegre de tus trinfos sin egoismos, ese ser que al despertar de gracias a Dios por poder ver el amor en sus ojos.
Que Dios vendiga vuestro amor por siempre.
Los amo.